El desarrollo natural es posible a través de la conciencia

La conciencia natural ha de estar presente en los niños de cada generación para la supervivencia

9 de septiembre de 2010

La madruga


En la noche el cielo sigue su curso,
los astros bailan señalando con su luz los vaivenes del viento
animales y plantas mantienen su ciclo de actividad
mientras las personas duermen inconscientes.

En calma chicha regenera el silencio
al tiempo que sonidos imperceptibles murmuran
que la oscuridad rebosa vida.

Levantándose bien temprano, antes de salir el sol, aprovechando un impulso para salir al ambiente natural y recorrerlo… no se deja espacio para la mente atender pensamientos. El cuerpo actúa sin valorar opciones ni tomar decisiones

En el periplo desperezador acompaña una visión interna de los apariencias: formas de la naturaleza - árboles, cauces de agua, pequeños animales, flores – no son partes de un escenario ideado por la mente humana; al contrario, los objetos que cruzas creados por el hombre, comenzando por la casa que habitas, calles, farolas, surgen de un conjunto contemplado desde dentro. No puede haber ansias por conseguir algo concreto porque todo aparece ya penetrado, está habitado desde ahí mismo. No puede haber miedo porque no existen objetos externos que evitar.

Una expresión popular describe esta vivencia: “era tan temprano que no habían montado las calles todavía”. Así es, no da tiempo a que la mente recree y caiga en la realidad arbitraria convenida y consigue mantenerse a flote sobre la superficie, observando el filo telón de formas, colores, texturas, sonidos, todo conformando una única masa sensorial uniforme.

Todo desprende una luz propia que parece brotar de una fuente común. Esto hace sentirte sobrecogido hasta el extremo, pues adviertes las cosas más comunes como nuevas por primera vez, como desconocidas. No pueden ser aprehendidas de ninguna manera, sino solo penetradas por un espíritu sutil y misterioso.
El mundo externo se reconoce como el propio espacio de la mente, algo misteriosamente familiar y propio.
La realidad es simplemente una gran bola abierta donde están inmersos todos los elementos y solo permanece una conciencia de observar, que es la sensación de estar vivo.

Laderas empinadas, abismos colosales, riscos pedregosos, praderas relucientes, lagunas cristalinas, hoyas empapadas, lagartos huidizos, anfibios saltarines,… todo se desplaza vibrando en la conciencia.

La persona desaparece y pierde todos sus mecanismos de control, ya no puede dominar nada de lo que sucede y se encuentra expuesta a cualquier imponderable que aparezca. No se pueden evaluar posibilidades. Ya no tienes cartas para jugar con que ganar o perder algo, y no tiene sentido defraudar.
Nada puede hacerte daño porque no hay material disponible, ni físico ni mental, al que dañar.
La respiración es un hilo umbilical que compartes con el pálpito de la vida alrededor, pero yo no soy. En algunos momentos pueden aparecer pensamientos, pero la mente no necesita detenerse en ellos para usarlos, son simples reflejos creados por la actividad cerebral sin un significado.

Estás amparado en la esfera universal que todo lo comprende. Al fundir la visión en movimiento con la esfera tú ya no eres separado de lo existente percibido.

Del fuerte desconcierto de base inicial se va instalando una sensación de alivio porque ya lo tienes todo sin tener nada y no necesitas más. Tu historia pasada ha sido un invento ideado por una mente febril. Encuentras la proyección de un niño que ves enfrente pues está dentro de ti, sin edad fijada.

Las ramas de los árboles danzan el juego de la mente lúcida al ocupar y rellenar todo su volumen mientras se va desplazando aleatoriamente a lo largo de sus esbeltas dimensiones.

La mayor emoción se apodera de ti al poder ser libre de dejar pasar cualquier cosa y de experimentar la atención abierta. No necesito cubrir una ilusión con una máscara.
Caminando sobre olas vibrantes me dejo invadir satisfecho. Volando en el espacio recorro el abanico abierto de la imaginación. Ahora experimento estar del revés sin referencia de abajo y es claro que puedo soltar flotando en el éter balsámico que todo lo inunda.

Una vez ya entras en el bullicio del día, es difícil mantener la contemplación estricta, con la presión: “la mente de vigilia necesita entrar para sobrevivir en este escenario”.