El desarrollo natural es posible a través de la conciencia

La conciencia natural ha de estar presente en los niños de cada generación para la supervivencia

11 de abril de 2010

Experiencias virtuales




En estos tiempos abundan en el mercado globalizador un tipo de productos que ofrecen aprendizajes personales sobre distintos elementos del ambiente natural. Los más famosos se anuncian por los medios audiovisuales masivos. Por ejemplo, existen programas de televisión que ofrecen enseñarte a cantar, otros a bailar, a hacer magia, a resolver crímenes por tu cuenta, a seducir mujeres u hombres, o a entrenar perros (todo ello alcanzando cualidades destacadas). Resulta así que por televisión se puede aprender todo lo imaginable con solo mover un dedo y matar las horas ante una pantalla; incluso aprenderás a sobrevivir en las situaciones más hostiles del medio natural sentado en tu casa. Pretenden desarrollar así tus capacidades y tu potencial, en suma se presentan como programas educativos. Esto facilita mucho su atractivo y aceptación al darle un cierto tinte de prestigio social, al mismo tiempo que conservan dosis de emoción, riesgo,…

En la mayoría de los casos estos productos suponen una aproximación a elementos naturales ajenos sin dejar nuestra rutina cotidiana en la civilización y por supuesto sin alejarse del punto de vista habitual.
Por eso raramente resulta un programa realmente instructivo, y suele consistir en sustitutos de las verdaderas experiencias que harían crecer a la persona.

Es curioso hasta dónde llevan las cosas usando la TV, ya ni siquiera se guardan las formas de cortesía, pues utilizan trucos y trampas a la vista y ni siquiera sienten necesidad de justificarlo... te presentan una supuesta supervivencia cuando realmente están elaborando un simple juego de aventuras medidas y aprovechan cualquier tecnología de punta ajena cuando la necesitan…

De todas formas es una pena que disponiendo de un buen material interesante para hacer un programa de TV donde se pueden aprender cosas útiles para ser aplicadas, se eche a perder de esta manera. Les dan un ritmo artificial precipitado, encadenando una secuencia con la siguiente y conversaciones sin parar ni un segundo para respirar. Así las ideas importantes se pierden en una maraña de palabras e imágenes veloces y sucesivas. El efecto (probablemente buscado) en el público es un aumento de intensidad del estrés o ansiedad por expectativas que se va cortando momentáneamente para volver a empezar sin descanso, esto crea un enganche adictivo. Alguien ha llamado a estos trucos del marketing psicológico el coitus interruptus aplicado a la TV (en realidad es una serie encadenada), como un sucedáneo de la realidad que deja insatisfecho pero te hace buscar más y más cada vez.

Aparte está el auge de las relaciones virtuales a través de las redes de computadoras, una auténtica plaga entre los más jóvenes.

El problema es que la persona queda así atrapada en una falsa sensación de estar aprendiendo algo, de estar dominando algo, o simplemente de estar viviendo algo, pero estas actividades pasivas nunca pueden sustituir a las auténticas experiencias que se está perdiendo, en contacto con los elementos naturales, con otros seres o con un reto que requiere esfuerzo y transformación personal.

Al encontrar iniciativas de este tipo me pregunto: ¿Hay en ellas un verdadero interés por enseñar, con todas las implicaciones que ello conlleva? ¿o solo forma parte de un marketing centrado en uno mismo, en el ego del promotor y en el de su audiencia? Para completar un desarrollo personal efectivo necesitamos muchos más ingredientes: un seguimiento particular, responsabilidad, compromiso…

Después de regodearte en una orgía de experiencias virtuales, ¿adónde nos han llevado?, ¿dónde están las verdaderas experiencias?

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