El desarrollo natural es posible a través de la conciencia

La conciencia natural ha de estar presente en los niños de cada generación para la supervivencia

14 de mayo de 2010

Los niños y la conciencia




Carmina y Fidel eran dos niños latinos con una historia difusa, adoptados por una pareja de españoles. Sabiendo que no eran sus padres biológicos y sin pretender engañarse al respecto, éstos querían dirigir todo su esfuerzo en dotar a los niños del bien que consideraban más preciado: una buena educación. El papel de responsables lo sentían sobre todo con una idea casi obsesiva: los niños necesitaban su apoyo para salir adelante, y se preguntaban cómo hacerlo mejor. De esta manera, comenzaron un periplo de consultas a amigos y educadores para saber cómo alumbrar su noble intención.

Normalmente se entiende que la educación consiste en la transmisión de conocimientos y actitudes, lo que también puede apuntar a unos valores morales.
Por el bien de los niños se les dijo a sus responsables que necesitarían desarrollar en ellos habilidades que les permitan manejarse bien en este mundo. Aquí surgió la pregunta: ¿cuál es la actitud de base que orientará su comportamiento? Depende de cómo respondieran a esa pregunta, estarían programando la mente del niño con unas instrucciones u otras. La actitud a cultivar podía ser: “Yo tengo que valerme por mí mismo”; esa consigna por la que esforzarse suele ser la principal medida del éxito personal. Ahí es donde volvieron a toparse con su idea repetida pues, para salir adelante, Carmina y Fidel necesitarían el apoyo mutuo de algunas personas en su entorno, para intercambiar favores o ayudarse en conseguir sus propios objetivos. Esta ayuda es la que entenderían los adultos cuando les apoyaran con medios materiales o afectivos. Cerraron su ronda de contactos con la conclusión de que la educación se resumía en una idea como esta: “Son necesarios recursos de todo tipo para desarrollar capacidades cognitivas y emotivas para la auto-supervivencia”. En apariencia habían llegado al mismo punto de partida, inspirados ahora por algunas reflexiones más formales.


El problema residía entonces en la falta de una visión y comprensión de conjunto en cuanto a la supervivencia se refiere. A pesar de sonar a verdad de perogrullo, lo cierto es que el ser humano forma parte de la naturaleza completa y la necesita para continuar existiendo. Un sistema de vida sin una visión así nunca será sostenible. ¿Y cuál es la principal aportación del hombre en el conjunto del ambiente natural? La conciencia, por supuesto. A través de ella es como el ser humano puede participar activamente en la vida haciendo uso de sus plenas facultades. También a través de ella es como puede desarrollar el niño cualquier capacidad natural, siempre manteniendo la conciencia íntegra como base.

Por lo tanto, la cuestión clave era: ¿cuál es el mejor fruto que Carmina y Fidel pueden recibir de sus cuidadores?, ¿y el mejor apoyo para su educación? Sin duda la conciencia de la naturaleza, de su existencia viva y de la integración de todos sus elementos. Pero es algo más profundo de lo que parece: se trata de la conciencia natural de estar vivos, de sentir la fuerza de la vida, lo que permitirá estar conectados y ser impulsados por ella.

Lógicamente la preferencia era que Carmina y Fidel fueran lo más libres posible, pero ¿qué relación tiene esto con la conciencia? Quizás se trata realmente de gozar de una libertad de conciencia. La conciencia es lo único que nos puede garantizar la verdadera libertad. Pero esta conciencia no es un ente individual exclusivo para la auto-supervivencia, sino que ella misma está abierta a todos los seres de la naturaleza. La conciencia está realmente viva solo cuando se ejercita conteniendo al resto de aparentes seres vivos y participando del conjunto unificado en una conciencia universal.

Si Carmina ve un grupo de animales salvajes, puede entender los mecanismos de supervivencia que comparte con ellos. Si Fidel se acerca a una planta silvestre, puede sentir el mismo programa básico en la fuerza de la vida que actúa dentro de él. En el caso de otros seres humanos, la conciencia se desarrolla a través del contacto con otra aparente conciencia separada para así reconocerse a sí misma a través de su propio reflejo.

De esta manera, la pareja española no solo educaría a Carmina y Fidel, sino que estarían ayudando a desarrollar la conciencia que surge de la propia naturaleza en general. Su propia conciencia entraría en un proceso de apertura para incluir a los nuevos miembros de su familia, apoyarían el crecimiento de la conciencia en los niños y éstos a su vez podrían llevar la antorcha a otros, ampliando el círculo cada vez más hasta incluir a todos los seres dispuestos a vivir plenamente libres.

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